lunes, 5 de diciembre de 2016



¡YO  SOY FIDEL!.

La inmensa mayoría del pueblo de Cuba y buena parte del mundo progresista,  recuerda y despide a   quien nos enseñó a ser  más dignos, mas patriotas, a quien nos condujo con su liderazgo a sacudirnos el yugo de la dominación estadounidense sobre Cuba. Es un hecho.
Dominación impuesta  por una intervención militar estadounidense que arrebato a los cubanos el triunfo sobre el colonialismo español, e impusieron sus designios  desde finales  del siglo XIX hasta la victoria del 1 de enero de 1959,  fecha que marcó el punto de cambio hacia la definitiva soberanía e independencia del pueblo cubano,  al destronar al dictador Fulgencio Batista, servidor incondicional del gobierno estadounidense.
Es una realidad inobjetable  que Fidel Castro líder indiscutible  de la última gesta libertaria y su triunfo  junto  al pueblo cubano,  construyó  una sociedad diferente: altruista, solidaria y mucho más justa y democrática que muchas sociedades capitalistas occidentales y  gracias a él  y al sentimiento  internacionalismo inculcado en el pueblo cubano, otros pueblos aprendieron a sacudirse la  opresión del  colonialismo y del neocolonialismo impuesto durante siglos por las potencias capitalistas que les dominaban.
Cuba obtuvo bajo el liderazgo de Fidel Castro, a pesar del incuestionable hostigamiento exterior permanente de los Estados Unidos y de su ayuda a la subversión interna todos estos años, resultados excepcionales en materia de desarrollo humano: abolición del racismo, emancipación de la mujer, erradicación del analfabetismo, reducción drástica de la mortalidad infantil, elevación del nivel cultural general. En temas como la  educación, la salud pública, la investigación médica y de deporte, Cuba ha obtenido niveles que la sitúan en el grupo de naciones más eficientes y avanzadas.
Por sus logros sociales y por la práctica y ejercicio  político de principios éticos humanistas, Cuba seguirá siendo una isla revolucionaria y  antiimperialista. Cuba seguirá siendo internacionalista.  El fallecimiento de Fidel no conduce como sus detractores políticos pretenden hacer creer, a la pérdida de su legado. Más de cuatro generaciones de cubanas y cubanos son fidelistas sino socialistas  y este momento de la historia ha conducido a la sociedad a un punto de reflexión hacia lo interno, de   concreción y definición del pensamiento y  actuar futuro: Seremos fieles a su legado. Hay una razón esencial para ello: Fuimos educados con su ejemplo.
Este momento histórico significa la reafirmación de nuestras justas ideas y proyectos por un futuro mejor, próspero y sostenible, para potenciar nuestra libertad e independencia plena y la preservación del socialismo como sistema político. No volveremos al pasado.  Con inteligencia y esfuerzo continuaremos la marcha. Todos sabemos lo que tenemos que hacer. Trabajar, trabajar y trabajar  y la obra será invencible.
Todavía es una enigma cuál será el rumbo que tomará las relaciones Estados Unidos-Cuba a partir de enero del 2017, una vez que Trump asuma la presidencia. Pero, lo cierto es, como todos coinciden en sus análisis,  que dicho personaje estrafalario no asustará al pueblo cubano, pues con su avisada política de poder poco inteligente, sabemos por dónde viene. El pueblo cubano vencerá, como dijo Fidel en una de sus últimas alocuciones. Sabremos seguir luchando por el fin del bloqueo económico, comercial y financiero; por la devolución del territorio ilegalmente ocupado por los EE.UU.  en Guantánamo; por el fin de las transmisiones ilegales de “radio y televisión Martí”, que intentan infructuosamente subvertir la revolución cubana y restaurar la dominación estadounidense en Cuba, como en los peores tiempos de la “guerra fría”.
Por lo tanto, nos asisten poderosas razones para la defensa de nuestra cultura, independencia y soberanía nacional, por nuestro socialismo.
Más que un lema en boca del pueblo, más que una consigna repetida por el trance del dolor y la sacudida del alma, es un sentimiento de orgullo y de positiva posesión de principios cuando todos gritamos: ¡Yo soy Fide!.
Ese es el legado. Ese es el camino y de todos será la victoria.

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